Cuidados de las rosas

Cuidados de las rosas

Las rosas no son plantas difíciles de cultivar, sobre todo si sabes las necesidades básicas que necesitan. En el siguiente artículo te mostramos los cuidados de las rosas más importantes, para que puedas tener unos rosales bellos y llenos de color.

¿Cuándo plantar las rosas?

Lo primero de lo que hablaremos será de la época de la plantación, ya que un buen cuidado de las rosas empieza por su plantación. En otras plantas este acto inicial no tiene tanta importancia, pero en las rosas sí lo tiene.

El otoño es la mejor época para plantar rosas. En esta época del año la humedad del ambiente y la temperatura favorecen el enraizamiento de las rosas antes de que llegue el invierno.

Es importante esperar hasta noviembre para plantar un rosal ya que éste ha sido desenterrado del campo y presenta sus raíces desnudas. Éstas, expuestas como están, son más sensibles a las condiciones externas. Si hiciera solo un poco de demasiado calor podría secarse.

Una rosa comprada en maceta necesita menos mimos y se puede sembrar desde primavera hasta el invierno. Por supuesto sí debemos evitar los días de lluvia excesiva o de heladas.

Preparación del suelo

Para el suelo la rosa no pone tantos problemas, ya que éstas son verdaderos “todo terrenos”. Éstas se adaptan a todos los tipos de suelo, con la excepción de los suelos muy "extremos": arcilla pura, arena integral, etc.

Antes de plantarlas, cava en el suelo unos 60 cm de profundidad. Si el suelo es muy pesado (compacto, con una gran cantidad de arcilla) crea una mezcla de arena, de grava o de cenizas con el fin de aligerarlo un poco. A la inversa, si el suelo es muy arenoso, debes aportarle al suelo elementos que lo aligeren y mejoren su drenaje. Hablamos de arcilla, compuestos, turba, etc.

Preparación de las rosas

Al igual que muchos arbustos, las rosas deben estar preparadas antes de su plantación. Prepara por ejemplo sus raíces. En cado de ser muy largas, redúcelas a 20-25 cm de longitud. Elimina igualmente las partes dañadas.

Igualmente prepara las raíces remojándolas en una mezcla fangosa de arcilla y turba. El objetivo de esta operación es evitar que las raíces entren en contacto con el aire después de la plantación.

Plantación de las rosas

El agujero excavado previamente debe ser equivalente al volumen de la raíz. Deposita en el fondo una mezcla creada con turba, tierra del propio agujero y un poco de abono orgánico.

Coloca el rosal de forma que su base salga justo del suelo. Vuelve a taparlo con la tierra con mucho cuidado de no crear bolsas de aire. Para finalizar riega copiosamente, lo que terminará de compactar el suelo alrededor de las raíces.

Una pequeña última cosa final: una vez que la tierra esté bien apisonada forma un pequeño montículo en la base del rosal, lo que la protegerá los primeros días de las temperaturas frías. En estos primeros momentos el rosal es muy sensible.

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